“Canción diurna" - Andrea Parmigiani

La musa es como un ángel que sueña
y abraza al poeta y le otorga,
en esa suavidad del roce,
en ese gesto adusto, otro sueño:
el de una estrella, el de un espacio idílico,
el de un secreto despacio y al oído
donde moran las palabras por decirse.
Aunque yo preferiría que mi poema
se pronuncie con la soltura de los pájaros
que remontan vuelo un día despejado,
en un cielo celeste de brisa fresca;
y sea como la melodía primera
que te despierta apenas amanece.