“apéndice 15 (a) sobre los adjetivos" - Anne Carson
Los adjetivos son la excusa del ser. Los sustantivos nombran el mundo, los adjetivos te permiten sostenerte del nombre y mantenerlo de volar en tu mente como una explicación presocrática del cosmos. El aire, por ejemplo, en Proust puede ser (adjetivamente) gomoso, coposo, recortado, tenso, presionado o filtrado en el Tomo 1; polvoriento, desmenuzado, embalsamado, destilado, disperso, líquido o volátil en el Tomo 2; urdido o quebradizo en el Tomo 3; congelado en el Tomo 4; mezclado, glaseado, untuoso, elástico, fermentado, contraído, distendido en el Tomo 5; solidificado en el Tomo 6 y aparentemente sin aire en todo el Tomo 7. Puedo ver muy poco valor en este tipo de información, pero hacer esas listas es la mejor diversión que tendrás cuando ingreses en el desierto postproustinano.
(Trad.: Andrea Parmigiani)