“62" - Heinrich Heine
Inmóviles permanecen
en lo alto las estrellas,
mirándose eternamente
con amor, dulzura y pena.
En una lengua ellas hablan
tan abundante, tan bella...
Aunque no hay ningún filólogo
que haya podido entenderla.
Pero yo sí la aprendí
y nunca voy a olvidarla.
Me ha servido de gramática
el rostro de mi adorada.
en lo alto las estrellas,
mirándose eternamente
con amor, dulzura y pena.
En una lengua ellas hablan
tan abundante, tan bella...
Aunque no hay ningún filólogo
que haya podido entenderla.
Pero yo sí la aprendí
y nunca voy a olvidarla.
Me ha servido de gramática
el rostro de mi adorada.